Los tristes y luctuosos hechos ocurridos a mediados del mes de abril de 1937 en Salamanca, conocidos como "Los Sucesos de Salamanca", nunca convenientemente aclarados, tuvieron un lento proceso de fraguado. Sus raíces se pueden rastrear hasta los orígenes mismos de la Guerra Civil.
Desde un primer momento los roces y fricciones entre falangistas y derechistas fueron importantes y ganando intensidad conforme pasaba el tiempo.Estos incidentes a nivel político, tuvieron, rápidamente, un correlato lógico en el ámbito militar, habida cuenta de la creciente influencia que, ante el Cuartel General de Franco, iban teniendo los elementos contrarrevolucionarios (Serrano Súñer, Sáinz Rodríguez y otros).
Por parte de Falange, las mayores descalificaciones se dirigían hacia la derecha católica y los monárquicos, descalificaciones que tenían amplio eco en la numerosa prensa falangista.
El primer incidente importante data del 29 de agosto de 1936, cuando se aprueba el Decreto de la Junta de Defensa por el que se abolía la bandera republicana y se imponía la monárquica, fuertemente contestado por los falangistas.
La culminación de este primer incidente se dio el 5 de septiembre cuando en el Diario Amanecer aparecía una nota oficial de la Junta de Mando de Falange por la que se ordenaba no responder a más saludos ni gritos que a los propios de Falange.
Sin embargo el Cuartel General de Franco no dejó las cosas así y, en una vuelta de tuerca, ordena la retirada de las enseñas falangistas del frente, ante la reticencia, sino abierta desobediencia, debe cursar orden oficial a la Jefatura de la Junta de Mando, finalmente, Hedilla se ve obligado a ordenar, mediante circular de 19 de octubre de 1936, que no se usasen en el frente las enseñas rojinegras.
Se produce el primer motín, cuando José Luna, en respuesta, ordena retirar las unidades de milicias sujetas a su mando del Frente de Madrid, alegando el maltrato que sufrían por parte del Ejército (los militares no olvidaron y le harían pagar este desplante, cuando, tras los incidentes de Begoña es obligado a dimitir de la Vicesecretaría General del Movimiento y, poco después, es reclamado por el Ejército, para que se reincorporara con su empleo de teniente coronel. Días después pasaría ante un Tribunal de Honor secreto y expulsado del Ejército).
Otro hecho luctuoso se dio tras la Liberación del Alcázar, cuando al trasladarse 30 de los falangistas supervivientes a Zaragoza, el mando militar ordena su detención por desertores.
Siguiendo con la presión que Franco ejerció sobre Falange, el 10 de enero de 1937, el Cuartel General de Franco emite una orden por la que ordena a la Junta de Mando de Falange la recaudación de fondos en el extranjero.
Aún así, el hecho más grave aún estaba por llegar. Se dio con motivo de la celebración del I Aniversario del discurso de José Antonio en el Cine Europa, el 2 de febrero de 1936. La Junta Provisional de Mando ordena la publicación y distribución del mencionado Discurso del Jefe Nacional, el Cuartel General de Franco responde incautando la tirada del discurso y prohibiendo su radiado.
José Andino, Jefe Provincial de Burgos, edita 25.000 ejemplares y ordena el reparto a mano, por parte de los camaradas de la provincial. A las diez de la noche ordena la toma de Radio Castilla, varias escuadras armadas bajo su mando toman la emisora y el Discurso de radia. Poco después el Cuartel General ordena la detención y encarcelamiento de Andino acusado de sedición.
El 27 de febrero de 1937, la Junta de Defensa aprueba el Decreto de reposición de la Marcha Real como Himno Nacional, fue la gota que colmó el vaso. Los incidentes entre carlistas y falangistas son abiertos y se generalizan entre los combatientes del frente y los mandos del Ejército. La Delegación Nacional de la Sección Femenina, en abierta desobediencia, publica una orden circular, en la prensa falangista, por la que no se debía mostrar ningún respeto ni a la Marcha ni a la Bandera Reales.
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